28 de abril de 2011

Las etapas - Paulo Coelho

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. 
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. 
¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó tu relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte de viaje? ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. 
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente... El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú... Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte. 
La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran? ¿Posibilidades de regresar? (¿A qué?) ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio. Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. 
Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida. Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. 
Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate. Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Gratitud

Hace tiempo me llegó un mail sobre la queja. Proponía una técnica para darse cuenta de todas las veces que nos quejamos al día e intentar no hacerlo, el reto que lanzaba era estar 21 días sin quejarse. No lo hice, pero me dio que pensar.
Tiempo después fui a un curso en el que pidieron algo parecido, estar una semana observándote y viendo eso mismo, cuantas veces te quejas y de qué. Después había que cambiar la queja por agradecimiento. Por ejemplo, algo tan fundamental como poder cagar y no tener que llevar una bolsa en la que caigan las heces. Abrir el grifo y que salga toda el agua que queramos, potable y en distintas temperaturas. Tener los 5 sentidos operativos. Ir a un supermercado y poder comprar una variedad casi infinita de yogures. Infinidad de cosas básicas, que la mayoría de nosotros damos por supuestas y que en otras partes del mundo, o incluso en esta para algunas personas, son verdaderos lujos. 
Esto no solo me dio que pensar sino que lo puse en práctica. No voy agradeciendo constantemente todo, que en el día a día no es operativo, lo que hago es ir más atenta y, por ejemplo, agradecer ver un trocito de ciudad lleno de amapolas en el medio de la ciudad. Agradecer que una amiga me de sugerencias sobre como plantear una página web. Agradecer poder ir al supermercado cuando no hay mucha gente.
Os invito a que al terminar agradezcáis aunque sea una sola cosa de las que os hayan sucedido. Por poco que os haya gustado, algo bueno encontrareis, seguro. También os invito a que no seáis ratas a la hora de agradecer a la gente, sobre todo a la que tenéis más cerca.
Por cierto... ¡gracias por leerme! :-)

26 de abril de 2011

Siete palabras mágicas

MUÉVETE
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo.
Camina, sal por las mañanas, sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida.
Cambia tu perspectiva.
Acércate a aquellas personas con las que puedas ser auténtico y nutran tus sueños más locos.
No necesitas mover montañas: trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.
TOCA
Dá abrazos a todo aquel que quieras.
Besa a la gente en la mejilla.
Acaricia tu gato, tu perro.
Saborea la sensación de un pañuelo de seda, de una pieza de madera, de las diferentes texturas.
El musgo, las cortezas, las rocas y el agua.
Mientras más lo hagas te sentirás más a gusto con el placer de tocar.

ESCUCHA
Siéntate en silencio y observa cuanto hay allí para ser escuchado.
Escucha a la gente, lo que realmente están diciendo.
Escucha hasta la última nota de cada canción.
Escucha tu voz interna, ésa que sólo escuchas cuando la confusión de cada día disminuye.
Oye el susurro de las hojas, el llamado de las ranas, el crujido de la madera ardiendo en tu chimenea.
Escucha con tu corazón y siempre escucha aquello que nunca es hablado.
SIENTE
El dolor, experimenta el gozo, hasta que sientas que vas a evaporarte.
Permítete reír hasta que te duela, siente el amor desde lo más profundo de tu corazón.
Enójate y expresa tu furia, si es el caso, pero hazlo a solas.
Si no sientes de verdad, no estás vivo.
CONFÍA
Tú sabes lo que necesitas saber. Detén tus dudas.
Aquella cosquilla interna es tu más alta verdad y ella te servirá del mejor modo.
Te arrepientes cuando desconoces o niegas tu intuición.
Ten esto en cuenta: finalmente, tú y sólo tú sabes lo que es mejor para ti.
Si consumes, sin darte cuenta, todo tu día pintando, eso es lo que debes hacer.
Si te encanta caminar al lado del océano, encuentra la forma de llegar allí.
Si no confías completamente en ti, te conviertes en nada.

REÚNETE
Con los hombres y mujeres que amas.
Toma el café acompañado, camina en compañía por el bosque, conversa y habla, lee en voz alta para otros.
Haz absolutamente todo acompañado.
Celebra que tu cabello, tu piel, tu cuerpo y tus historias, son diferentes a las de otros y a su vez son completamente parecidas.
Cocina y come en compañía.
Llora, laméntate, ríe, abraza a alguien.

RECIBE
Por una vez, para de dar y dar y dar a todos menos a ti mismo.
Acepta los cumplidos con gracia.
La voz que necesitas oír, el abrazo, ese momento para conversar, la comida en tu mesa, el dinero que necesitas, siempre serán suministrados.
Ábrete a recibir, abre tus manos para que sean llenadas con abundancia.
Recibe todas las cosas buenas que mereces y recuerda mostrar gratitud por tu VIDA.


No es mío, me llegó por mail, pero me encantó e intento ponerlo en práctica todos los días. Espero que también os sirva a vosotros.

Centrándote a través del cuerpo

Tu cuerpo tiene su propia sabiduría; lleva en sus células la sabiduría de miles de años.
Tu cuerpo siente hambre y tú ayunas, porque tu religión te dice que ese día has de ayunar, pero tu cuerpo está hambriento. No confías en tu organismo, confías en escrituras que están muertas y, porque en un libro alguien ha escrito que ese día hay que ayunar, tú ayunas.
Escucha a tu cuerpo. Sí, hay días en que tu cuerpo te dice, "¡ayuna!"; entonces hazlo. Pero no es necesario que escuches las escrituras. El hombre que escribió esas escrituras, no lo hizo contando contigo, no en absoluto. No pudo imaginarte. Tú no estuviste en su presencia, él no estaba escribiendo sobre ti. Es como si te enfermaras y fueses a casa de un doctor fallecido a consultar sus recetas y encontrases una y comenzases a seguir la prescripción. Esa receta se hizo para otra persona, para otra enfermedad, para otra situación.
Acuérdate de confiar en tu propio organismo. Cuando sientas que el cuerpo está diciendo que no comas, para inmediatamente. Cuando el cuerpo esté diciendo que comas, no te preocupes que las escrituras digan que ayunes o no. Si tu cuerpo te pide comer tres veces al día, fantástico. Si te pide que comas una sola vez, fantástico. Comienza a aprender a escuchar tu cuerpo, porque es tu cuerpo. Estás en él; tienes que respetarlo, y tienes que confiar en él.
Es tu templo; es un sacrilegio el imponer cosas a tu cuerpo. ¡Bajo ningún motivo se le tendría que imponer nada! Y esto te enseñará no solo a confiar en él, te enseñará a confiar poco a poco también en la existencia, porque tu cuerpo es parte de la existencia. Entonces tu confianza crecerá, y confiarás en los árboles y en las estrellas y en la luna y en el sol y en los océanos: confiarás en la gente. Pero el comienzo de la confianza tiene que ser confiar en tu propio organismo. Confía en tu corazón.
Un sannyasin es un individuo que confía en su propio organismo, y esta confianza le ayuda a relajarse en su ser, y le ayuda a relajarse en la totalidad de la existencia. Le trae una aceptación general de sí mismo y de los demás. La confianza da una forma de centrarse, un enraizamiento. Entonces hay mucha fuerza y poder, porque estás centrado en tu propio cuerpo, en tu propio ser. Tienes raíces en la tierra. De otra forma ves a las personas sin raíces, como árboles que han sido arrancados del suelo. Están simplemente muriendo, no están viviendo. Es por esto que no hay mucha alegría en la vida. No ves la cualidad de la risa, hace falta la celebración.
En tu mismo cuerpo, en tu mismo ser, en este mismo momento, lo divino está ahí, y no lo has celebrado. No puedes celebrar. La celebración tiene que ocurrir primero en tu propia casa, a puerta cerrada.
Osho - El Sutra del Corazón

Presentación

¡Allá vamos!
Hace tres años, en una época de crisis, entendida como cambio, llegó el Reiki a mi vida, y despacito, dulcemente, me cambió por completo. Pasé de tener una gran sensación de vacío a una concepción de la vida mucho más espiritual. Desde entonces se sucedieron muchos cursos, muchos libros, muchas personas maravillosas que me han ayudado a aprender cada día un poquito más, a soportarme y quererme con mis luces y mis sombras. Pasé de tener mente de química a que mi frase favorita sea “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía” - Shakespeare (en Hamlet).
Hoy vuelvo a estar en un momento de cambio, y me lanzo a la piscina, a hacer con otros lo que tanta gente ha hecho conmigo: ayudar a que otras personas se acepten, se quieran y vivan en un viaje muy divertido. Convencida de que somos más que un cuerpo y un cerebro, de que somos cuerpo, emociones, mente y alma y que es imposible separar uno de los otros. Convencida de que las emociones afectan al cuerpo, que los pensamientos causan las emociones. Sabiendo que la ciencia moderna empieza a demostrar lo que las tradiciones de todas las épocas sabían intuitivamente. Con todo esto me animo a poner las técnicas que he aprendido (todas energéticas: Reiki, flores de Bach, sanación por arquetipos...) al servicio de quien sienta que las quiere.
El lema que me mueve es “Enamórate de ti mismo... ¡hasta las trancas!” :-)
Si algo he aprendido es a agradecer, no desde las palabras, sino desde el sentimiento que hace que creas que el corazón te va a estallar en el pecho de lo intenso que es. 
Desde este estado doy las gracias a mis padres, a Susana, Ana, Isabel, Araceli, Alfre, Jacinto, Sonia, Andrea, Mario, Jose, Laurie, Pedro, al Ananda Team, a Alex, a toda la gente con la que he compartido cursos, a la que se han ofrecido para que practicara mis “frikismos” con ellos, a todos los que han sido y los que serán, y sobre todo a Jorge, culpable de este blog.