16 de diciembre de 2011

Relación enfermedad-emociones-pensamientos


Os copio la entrevista a Christian Flèche, psicoterapeuta y autor de 17 libros. La entrevista original la publicaron en La Vanguardia, y la podéis ver aquí.

¿El cuerpo es nuestra herramienta de curación? 
Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.


Bueno, cada uno es cada cual...
Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.

¿Eso es para usted la enfermedad?
 Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

¿Nace el conflicto?
Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

Póngame otro ejemplo.
Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

Pero tener prisa es psicológico.
Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.

¿Y provoca un síntoma?
Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.

Dígame.
El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.

¿Realidad energética?
Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.

¿Y es irreversible?
Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estabas sola con mis hijos" "Si estas con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.

A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.
Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.

¿Todo conflicto provoca enfermedad?
No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?
 Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.

¿Estómago e intestino?
 No tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización...

¿Lo adecuado para estar sano?
Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones procuradas: fútbol, cine... Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa compartiéndolo y acabará desapareciendo. Una felicidad compartida se multiplica por dos.

La ira y la violencia se expresan a sus anchas.
Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia, y la descarga enfadándose con su mujer. Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.


En realidad es lo mismo que decía Louise Hay hace años, o lo que expone el Dr. Hamer.

8 de diciembre de 2011

La sonrisa interna


La Sonrisa Interior nos enseña como reconocer las cualidades positivas que nos son inherentes, y no sólo nuestros puntos negativos. Con una práctica constante lograremos conocernos tal como somos; podremos descubrir nuestras virtudes así como nuestras aflicciones. Esto nos ayuda a construir una autoimagen más realista y saludable, que pueda permanecer en estrecho contacto con la realidad. Al practicar la Sonrisa Interior ejercitamos nuestra habilidad para amar, comenzando por nosotros mismos y con nuestro propio cuerpo. Al aprender a amar y a aceptarnos a nosotros mismos se nos hará natural y fácil extender este amor hacia fuera y a la vez amar y aceptar a otras personas, sitios y situaciones.
La Sonrisa Interior es uno de los mejores ejercicios para controlar el estrés por lo  fácilmente que induce a un estado de relajación profunda. La relajación profunda disuelve tensiones físicas y mentales cuando estas ocasionan bloqueos energéticos o energías adversas. 

En este vídeo Mantak Chia, el maestro Taoísta más conocido, explica cómo hacerla:
  • Relájate y respira profundamente sentada en postura de meditación.
  • Con los ojos cerrados lleva la atención a las plantas de los pies. Siente la conexión con la tierra y la energía que atraviesa tus pies, asciende por las piernas y llega hasta tu abdomen.
  • Visualiza un rostro radiante a un metro de distancia. Sonríe y siente esta energía amorosa que entra por el tercer ojo.
  • Sonríe a tu ombligo y siente que la energía radiante desciende por la parte frontal de tu cuerpo hacia tu centro abdominal, a unos 4 centímetros por detrás del ombligo. Si colocas la palma ahuecada a la altura del ombligo recibirás más fácilmente la cascada de energía que se desprende de tu rostro radiante.
  • Tócate el corazón con las puntas de los dedos. Sonríele e imagina que se abre como una rosa floreciente de amor. Siente cómo irradia esta energía por todo tu cuerpo.
  • Vuelve a llevar energía amorosa a tu ombligo y siente cómo fluye hasta él desde el corazón.
  • Sonríe a tus órganos genitales mientras te tocas el vientre y la pelvis con las manos. Siente tu útero, ovarios y clítoris plenos de energía y amor en tu interior. Siente amor por tus genitales.
  • Lleva la energía amorosa de tus órganos sexuales a tu ombligo. Haz girar la energía de los mismos mezclándola con la energía del corazón. Comienza en el centro del ombligo y visualiza una espiral que primero gira hacia fuera y luego hacia dentro. Para favorecer su absorción puedes mover la energía frotándote el abdomen con la mano.